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Imagino muchas veces que se preguntarán ¿de dónde viene y que tiene que ver un queso y un ratón con un libro sensorial infantil? Tuve de chiquita un ratón cuando vivía en España, se llamaba Pepe y era un verdadero personaje, lo queríamos mucho y hasta venía si lo llamábamos por nombre. Pepe era lo más: divertido y juguetón, recuerdo su carita y sus dientitos, había decidido vivir debajo del lavarropas por decisión propia, motivación apoyada por mis padres para que el ratón viviese en libertad por la casa, así fué como Pepe hizo abuso de la misma y el día que finalmente volvíamos a instalarnos e Buenos Aires, allá por el 86, Pepe nunca apareció para que lo llevemos con nosotros, se imaginarán la tristeza de dos hermanas que amaban su ratón de 6 y 10 años. En aquel momento mi papá confirmó que Pepe había elegido quedarse en España con sus amigos hamsters y que la idea de viajar tantas horas no le apetecía, así fue como nos convencimos de que Pepe había tomado una decisión acorde a su felicidad y nos alegramos por él. 

Treinta años después quise tener otro Pepe y llegó bajo el nombre de Nina, también divertida y hasta podríamos decir, cariñosa. Nina nos acompañaba en casa, pero sobre todo en las noches de costura, siempre con su queso en los cachetes claro, se quedaba ahí entre los ovillos dormídita, acurrucada, una genia. El exceso de libertad aprendido de la herencia de mis padres, fué promovido en nuestro hogar y así fue como Nina, andaba por la casa como uno más. A veces desaparecía horas y sabíamos que volvía, aunque un día no volvió, elegimos imaginar que estaba divertida por algún jardín o se había encontrado con algún otro hamster, la extrañe en mis días de aprendiz de costura y decidí que su nombre sería el de mi emprendimiento que nacía de muchas noches de dibujo y costura junto a ella a mi lado. Les comparto estas fotos de ella, que era o es una hermosa ratona ( que seguro ama los libros tanto como yo)